Santo Domingo, RD.- Según un análisis del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles, CREES, julio de 2024 las pérdidas totales acumuladas de las empresas distribuidoras de electricidad (EDES) alcanzaron el 43.9%. Es decir, por cada 100 GWh de energía comprada las EDES perdieron el equivalente a 44 gigavatios-hora (GWh). Lo que equivale a US$742 millones solo por pérdidas de energía comprada y no cobrada a los usuarios. Esto según el último informe de desempeño elaborado por el Ministerio de Energía y Minas.
A julio de 2024, las EDES compraron 11,493.3 GWh. De ese monto, 4,381.9 GWh no pudieron ser facturados; por lo tanto, representaron energía perdida. El cociente de los dos valores anteriores representó una pérdida equivalente a 38.1%.
Por otro lado, en este periodo las EDES cobraron 6,699.0 GWh de los 7,111.3 GWh facturados, lo que arroja una diferencia de 412.3 GWh de energía no cobrada, equivalente a un 5.8%. La suma de ambos porcentajes representa el 43.9% de pérdidas totales a julio de 2024.
Según la Ley de Presupuesto 2024, se tiene previsto que las EDES reciban RD$86,393.0 millones a través de transferencias corrientes. Hasta septiembre, según los últimos datos publicados por la Dirección General de Presupuesto, se ejecutaron RD$69,135.5 millones.
Por otro lado, el proyecto de Ley de Presupuesto para 2025 propone que las EDES reciban transferencias por RD$83,360.7 millones, lo que representa un 5.6% del gasto total del gobierno central. Aunque este monto puede estar subvaluado debido a que no se vislumbra un plan efectivo de reducción de pérdidas en el corto plazo y a los posibles incrementos en los precios de las materias primas energéticas.
Esto evidencia la continuidad en el uso de fondos públicos para cubrir la ineficiencia de las empresas distribuidoras, imponiendo una carga significativa sobre las finanzas del Estado y resaltando la necesidad de una reforma integral.
Las autoridades han anunciado un plan en el que se proyecta una reducción del déficit para 2027, sin embargo, los datos antes mencionados demuestran que se necesitan cambios urgentes para no continuar con el mal uso de los recursos del contribuyente.
Mantener la administración de las EDES dentro del sector público ha demostrado agravar consistentemente sus niveles de pérdidas a lo largo del tiempo. Sin la presión de operar eficientemente y evitar pérdidas, estas empresas siguen dependiendo del dinero de los contribuyentes para financiar su funcionamiento. La única forma de generar incentivos para la eficiencia es permitiendo que las distribuidoras de energía sean gestionadas por entidades privadas que inviertan en ellas.
Cuando los inversionistas arriesgan su capital, tienen el incentivo de generar beneficios y ofrecer un servicio de calidad que satisfaga a los consumidores. De lo contrario, si persiste el financiamiento y la administración pública, las pérdidas de energía continuarán representando un costo para la sociedad, cubierto mediante impuestos o un mayor endeudamiento público.