Puerto Príncipe, 11 nov (EFE).- Haití se encuentra este lunes bajo tensión política, a la espera de que el empresario Alix Didier Fils-Aime tome posesión como nuevo primer ministro del país tras la destitución de Garry Conille y en medio del anuncio de las bandas armadas de que desde hoy aumentará la violencia.
El domingo se conoció que ocho de los nueve miembros que integran el Consejo Presidencial de Transición (CPT) habían firmado el viernes pasado una resolución en la que designaban a Alix Didier Fils-Aime como primer ministro y que hoy se publicaría en el diario oficial, Le Moniteur.
El único que no firmó ese documento fue Edgard Leblanc Fils, quien fue la primera persona en ocupar la presidencia rotatoria del CPT tras su entrada en funcionamiento en abril pasado, cargo que ahora ostenta, desde el 7 de octubre, Leslie Voltaire.
Le correspondía ocupar ese puesto a Smith Agustin, pero se decidió que lo asumiera Voltaire después de que la estatal Unidad de Lucha contra la Corrupción (ULCC) pidiera que se pusiera en marcha una «acción pública» contra él y los también miembros del Consejo Louis Gerald Gilles y Emmanuel Vertilaires para su procesamiento por abuso de funciones, pago de sobornos y corrupción pasiva.
Precisamente, según medios locales, la presencia de estas tres personas acusadas de corrupción en el CPT es una de las causas del conflicto que existe entre ese Consejo y Garry Conille.
Ello y la negativa de Conille a llevar a cabo una reestructuración ministerial habrían sido las causas de su destitución y sustitución por Alix Didier Fils-Aime.
Tras la toma de posesión hoy de Alix Didier Fils-Aime, todo parece indicar que el martes será la juramentación del nuevo Gobierno y el miércoles se celebrará el primer Consejo de Ministros.
Los problemas entre las autoridades y en el seno del Consejo Presidencial de Transición se han convertido en algo habitual en Haití.
Poco después de que empezara su actividad el CPT en abril ya surgió la disputa en su seno y se decidió que la presidencia de esta institución fuera rotatoria y que las grandes decisiones se tomaran por mayoría cualificada de sus miembros con derecho a voto (cinco sobre siete, los otros dos integrantes tienen voz pero no voto) para «evitar cualquier mal funcionamiento», como se detalló en una resolución del Consejo al respecto.
Tanto esta institución como el Gobierno se enfrentan a importantes retos en Haití, sumido en una aguda crisis y en medio de la violencia de las bandas armadas.
Además, tienen que preparar el camino para la celebración de comicios que lleven a nombrar el 7 de febrero de 2026 un presidente, cargo vacante desde que fuera asesinado en 2021 en su residencia el entonces jefe de Estado, Jovenel Moise.
Todo ello se produce en medio de la violencia de las bandas armadas y las nuevas amenazas de la principal coalición de pandillas, Vivre Ensemble (Vivir Juntos), que ayer anunció nuevas jornadas de terror desde hoy mismo.
En un mensaje difundido en las redes sociales, el poderoso líder de Vivre Ensemble, el expolicía Jimmy Cherizier, alias ‘Barbecue’, aseguró que «la batalla empezará de nuevo», por lo que pidió a la población que, si no es necesario, no salga a la calle.
Por ello, hoy las actividades comerciales y educativas en el área metropolitana de Puerto Príncipe están paralizadas y bancos y algunos consulados no han abierto sus puertas, por lo que el flujo de personas y vehículos es prácticamente nulo.
Pese a la presencia desde junio pasado de efectivos de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, liderada por Kenia y con el aval de la ONU, la violencia no cesa en Haití.
Solo entre julio y septiembre pasado al menos 1.223 personas murieron y 522 resultaron heridas en Haití como consecuencia de la violencia y la lucha contra las bandas, según la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en el país caribeño (Binuh).
A ello se suman las 3.900 víctimas entre muertos y heridos en el primer semestre del año, después de que 2023 cerrara con unas 8.000 víctimas. EFE