Bruselas, 29 sep (EFE).- El papa Francisco concluyó su viaje a Bélgica con una fuerte petición a los obispos «para que no encubran los abusos» y «que se juzgue a los abusadores», durante la misa que celebró este domingo en el estadio ‘rey Balduino’ de Bruselas ante unas 40.000 personas.
La reunión que mantuvo el viernes de más de dos horas con 17 víctimas de abusos cuando eran menores por parte de miembros de la Iglesia en Bélgica, inspiró al papa para lanzar una nueva condena y petición de responsabilidad ante una sociedad aún traumatizada por cientos de casos.
En la Iglesia «no hay lugar para los abusos, ni para cubrir los abusos» dijo, recibiendo los aplausos de los fieles presentes en el estadio ‘rey Balduino’.
«Con la mente y el corazón vuelvo a las historias de algunos de estos pequeños que conocí anteayer. Los escuché, sentí su sufrimiento como abusados y lo repito aquí: en la Iglesia hay lugar para todos, todos pero todos serán juzgados y no hay lugar para el abuso, no hay lugar para encubrir el abuso»
«Pido a todos: ¡no encubráis los abusos! Pido a los obispos: ¡no encubran los abusos! Condenad a los abusadores y ayudadles a curarse de esta enfermedad del abuso», agregó.
«El mal no se puede ocultar: el mal hay que sacarlo a la luz, que s e sepa, como han hecho algunos abusadores, y con valentía» y agregó: «Y que se juzgue al maltratador. Que se juzgue al abusador, sea laico, laica, sacerdote u obispo: que se le juzgue», aseveró.
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Con esta misa concluyó su viaje a Luxemburgo y Bélgica donde afrontó una sociedad abierta y moderna que le interrogó, y a veces criticó duramente, por la gestión de los abusos y la posición «conservadora» de la Iglesia sobre las mujeres y las personas LGTBIQ+.
Se ha tratado de un viaje no fácil para el papa, que aunque acogido con entusiasmo y afecto por los católicos de ambos países, ha tenido que lidiar con las cuestiones espinosas para la Iglesia sobre todo durante sus dos visitas a las sedes de la Universidad de Lovaina, donde el mundo académico y los universitarios se dirigieron al papa con dura franqueza.
Mayor presencia de las mujeres y acogida a las personas LGTBQ+
El rector de la sede neerlandófona, Luc Sels – junto al papa y delante de una primera fila ocupada por obispos, cardenales y cinco profesores, todos mujeres- preguntó en otro discurso extremadamente sincero: «¿Por qué toleramos esta enorme brecha entre hombres y mujeres en una Iglesia? ¿No sería la Iglesia más amigable si concediera a las mujeres un lugar destacado, incluso en el sacerdocio?».
Y continuó haciéndose portavoz de las preguntas de profesores y alumnos: «¿La Iglesia no ganaría autoridad moral en nuestras regiones si no tratara la cuestión de la diversidad de género de manera tan rígida y si, como la universidad, mostrara una mayor apertura hacia la comunidad LGBTQ+?”.
Francisco no respondió.
Desaprobación de los universitarios a las palabras del papa sobre la mujer
La mayor ruptura llegó tras su visita a la sede francófona de la Universidad, donde los universitarios preguntaron al papa:»¿Cuál es entonces el lugar de la mujer en la Iglesia?”, afirmando «que en la historia de la Iglesia, las mujeres fueron invisibilizadas y que las mujeres también han sido invisibles en sus contribuciones intelectuales».
Todas preguntas a las que el papa no respondió directamente sino que respondió con un: «la mujer es más importante que el hombre, pero es malo cuando quiere ser el hombre» y describió a la mujer como «una acogida fructífera, una atención, una dedicación vital», o la Iglesia «es el pueblo de Dios, no una multinacional».
Por lo que el entusiasmo con el que le recibieron se volvió desaprobación, y mientras el papa aún se encontraba en el centro, la Universidad emitió un comunicado contra estas afirmaciones «conservadoras y esta «posición determinista y reduccionista». EFE